Poemas
Laura Redondo
Poemas - Laura Redondo
Orgullosa de poder compartir mis letras
Emocionada de poder compartir con todos ustedes mis versos más personales.
Loca... Me dicen
Loca... Me dicen
La razón perdida
La razón perdida
En el supuesto práctico, tras un momento fatídico
de espanto nostálgico por el daño infringido,
la palabra enigmática cobra sentido,
sabiendo escondido su veraz significado
y habiendo resuelto tan locuaz enunciado.
Falacias, mentiras tras el velo ocultas
resultan insulsas una vez vislumbradas.
¡Me río al pensar que me las tragaba!
¿Tendría hambre? ¡¿Qué digo?! ¡estaba famélica!
O era lunática o quizá poco lúcida,
mas, sin lugar a dudas, nada lógica.
¡Qué porfía, que insistencia la mía! Si seré…
Nada que no solucione la contra monotonía,
el pensamiento productivo, más bien pragmático,
cabeza bien fría, pies en la tierra y corazón a resguardo.
Supercherías a mí que tanto he nadado… en el barro.
De espantos curada y de embustes empachada,
el hambre saciada, ya no quiero más nada.
¡Qué suerte la mía haber encontrado
la pieza que al puzle le habían robado!
…¿O la había perdido?
Salvaje
Salvaje
Yo salvaje.
Tú, fiero.
Nos alimentamos a bocados,
nos bebemos la piel a gramos.
Tú, bestia.
Yo… sin miedo,
cabalgo tu lomo árido
bajo mi acuoso templo.
Deseo ante la luna
Deseo ante la luna
Triste, triste niño
TRISTE, TRISTE NIÑO
como un furioso alarido y triste,
¡triste como la noche callada!
Te he escuchado en el viento,
clamor de tempestades recias
que hasta a un Dios acobarda.
¿Qué te ocurre, niño mío?
que ya tu voz no se halla
si no es en cánticos tristes,
tristes como triste es la nada.
Te contemplé en el espejo,
¡y esa sonrisa cruzada! Triste,
¡Triste, triste, mi niño! Dime,
¿Quién fue el que robó tu alma?
Mi refugio
Mi refugio
Lamento
Lamento
Adiós
Adiós
Aquí yacen mis restos, madre,
víctima de la estocada;
bajo la tierra mojada,
lo que en el fuego no arde.
Por haber perdido la vida
yo, la sangre de tu sangre,
en tu pecho hay un enjambre
y la mirada perdida.
Alce la vista al cielo, madre,
por mi juventud fugaz,
por la palabra falaz
de ese maldito cobarde.
Levántese ya de esta tumba,
limpie la lluvia el dolor
y lleve a mi pueblo el clamor
que hoy en el cielo retumba.