Laura Redondo
Escritora
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Nuevo lanzamiento
Desde los abismos,
donde habitan mis demonios
Estoy emocionada de poder presentar mi primer libro, desde los abismos, donde habitan mis demonios.
Y, desde el abismo, desde ese pozo de profundidad en el que arraigan los deseos más oscuros, las emociones más crudas, nace este poemario que les presento con toda la ilusión del mundo
¿Qué vas a encontrar en el?
Un mar de sentimientos desbordados en un cauce de palabras sin ataduras
Versos que danzan al ritmo del corazón, donde cada palabra pesa y resuena.
Como un río que fluye suavemente, la poesía traza surcos en el paisaje de nuestro ser, llevándonos a lugares donde las palabras son tanto refugio como revelación.
Alma de pluma
El jardín del Edén
¡Mi vida, mi alma, aliento mío! ¿Pensarás en mí cuando me haya ido? Cuando otros besos desnuden tu boca, dime, ¿sentirás la desnudez de los míos? Y cuando te alimentes de esos cuerpos plácidos, rebosantes, ¿recordarás cómo guardaban mi pecho tus manos, como frutos maduros del árbol prohibido?
Dime, aliento mío, ¿ahondarás en el calor cavernoso entre sus piernas, buscando el palpitar de mis húmedas noches? ¿Sentirás que aún permanezco a tu lado, como una suave caricia perenne? ¿Compartirás sus lechos con mi sombra, trémula silueta de inefables placeres?
Complace, alma mía sus bocas, saborea sus exquisitos manjares, que de sus lenguas y entre sus muslos las mieles endulcen tus amadas soledades; alimenta tu sed y sacia tu hambre.
Pero vida mía, a mi regreso, traeré en mi aliento manjar de dioses, de otras pieles que probé siendo la tuya mi recuerdo, mi voz pronunciando tu nombre. Traeré el calor de otros solidos brazos que sostuvieron este cuerpo mío, vibrante, rebosante de amor.
A mi regreso compartiremos ambos la memoria de la piel, el sabor de nuestros viajes al Jardín del Edén, siendo bocado del árbol vetado. Recordaremos la carnal letanía del gemido de gozo. Te hablaré de mis días y mis noches, de los placeres que oculta el ocaso, del aroma del deseo que, embriagador seduce a las más exigentes pieles. Y tú, me dejarás saborear en tu boca el placer de otros labios, traerás el perfume de distintos cabellos adherido a tu esencia, bajo tu ropa y en tus manos. Beberemos del elixir de la vida y, ahora sí, ambos gozaremos juntos, tú sabiéndome tuya y yo… tu nombre adorando.
Mi vida, aliento mío, dime ahora ¿pensarás en mí cuando me haya ido?
Corazón de tinta
¿Y si ella se marcha?
No te quejes cuando se marche, cuando decida que ha llegado el momento, que ya ha tenido suficiente. Será silencioso, pero no por cobardía sino por desprecio. Habrá aprendido que no es necesario gastar su valioso tiempo en explicaciones, que el reproche es tan solo una muestra de un miedo que por fin ha dejado atrás. No necesita pedir porque ya lo tiene todo. Ella es el todo y, si algún día vivió a tu sombra, esperando a que llegara un milagroso rayo de luz de entre tus tinieblas, ahora ha aprendido a brillar por sí misma. Ya no teme estar sola.
Faltó el interés, el deseo, faltó todo en realidad. Y todo lo que sobró… Le enseñaste a jugar al engaño, a sonreír a medias, el falso aprecio. Se acostumbró a que le faltases, a no necesitarte, a no echarte de menos… a echarte de más.
Quizá te resulte extraña, pero recuerda que tú la has convertido, en gran parte, en ese ser imperturbable y carente de todo signo de emoción o sentimiento hacia ti. Prefirió no mostrarse por miedo a tu censura, a ese ceño fruncido de desaprobación, siempre inconforme… Porque la falta de valor, el frío de tus huesos siempre presente en cada una de sus tiernas expresiones, le han llevado a buscar el calor en el bendito infierno en que llegó a sumergirse para huir de tu imperturbable gesto de hastío, de tu magnánima indiferencia, del gélido aliento de tu voz apagada.
Intentaste tantas veces matarla en vida, y alguna que otra fue más que intento, que resurgió como Ave Fénix y ahora es inmortal a tus homicidas ausencias, a tus puñales de desprecio… Su corazón de fuego, su alma de ímpetu, brillante y abrasadora, te han sido vetados, prohibidos sus más exquisitos placeres, sus más tiernos brazos, sus dulces mieles.
Ahora es un demonio, ahora es aterradora porque nada teme salvo perderse de nuevo a sí misma y, por ello, se agarra con tanto ímpetu a su Ser que llega a olvidar que existes. Y, desde ese lugar que ocupas ahora, quizá un mero revoloteo en sus pensamientos, te preguntas ¿Cómo pudo llegar a ser tan distante, tan fría, tan odiosa en sus desaires? ¿Cómo ese fuego, aunque ahora arde , a mí no me quema? Debería abrasarme… ¡Si está su llama tan viva!
Mis letras no son solo que lee, son lo que le hacen sentir
Textos creados por mí con el único fin de transmitir mis sensaciones
Aquí encontrará algunos de mis poemas, para cautivarle con cada verso.
Relatos que escribo entre verso y verso. Porque a veces, hacer un pequeño cambio es bueno.
Mi parte más filosófica en una sección hecha para conectar con el ser humano.